jueves, diciembre 08, 2005

La sonrisa ilusa se le acalambraba en la cara con cada nuevo negocio. Se sentía tan rellena y somatizada en un portfolio de fantasías machistas que suponían satisfacción y placebo. Su único y verdadero incentivo para seguir llenándose el cuerpo de miradas perdidas y olor a cansancio obstruido en sal, era el poder arrancarse la tez en una sola conciliación plena con el desahogo.

Ella era el póster del callejón, un habitué barrial que identificaba la promiscuidad directa. Ella los tenía en su piel y ellos la tenían en la cabeza.

No como ella, claro, la del aviso de la avenida. Con sus ojos inmaculados de flashes para revistas y esas mil globulares hijas del mar rebosándole el cuello. Aferrando con sus manos un auto mas caro que la vida de un panadero y ese poder sádico de dejar un contento carnal por solo un café irlandés y un perfume sorete de free shop a cambio de un beso en la mejilla.

¿Pero acaso ese escenario sobre lo alto de las calles centrales no sería también un ataúd vertiginoso con pedigrí francés?

Se un hit de arrabal o una trola de la Vogue tenia la misma retribución morbosa e intrínseca de ser solo un fetiche escalíptico.

Milking Honney.the nonito